Cómo romper con los malos hábitos y cambiar los comportamientos

Los viejos hábitos pueden ser difíciles de romper y los nuevos hábitos difíciles de crear. Pero con estos seis pasos básicos, puedes desarrollar nuevos comportamientos saludables que perduren.
¿Es posible cambiar los hábitos del cerebro?
Mike escribió una lista:
- Preparar un bocadillo saludable.
- Ir al gimnasio.
- No perder tiempo con el celular.
- Leer una novela clásica.
- Entrenar a Rex su mascota.
Tan solo 24 horas después, Mike estaba comiendo palitos de apio mientras leía su novela clásica favorita. Le dolían las piernas tras una hora en la cinta de correr, mientras Rex esperaba pacientemente junto a la puerta trasera para salir…
¿Te lo crees? Probablemente no.
En realidad, estaba recostado en el sofá, con una bolsa de papas fritas en una mano y el teléfono celular en la otra. La bolsa del gimnasio estaba sin abrir y había un ejemplar de su novela clásica en el suelo, donde Rex había vuelto a hacer sus necesidades.
Eso suena más probable, ¿verdad? Todos sabemos que los hábitos no se cambian de la noche a la mañana, ni para los perros ni para los seres humanos, por muy inteligentes que sean. Sin embargo, las investigaciones demuestran que, así como Rex puede aprender que debe hacer sus necesidades fuera de casa (y no en la bolsa de gimnasio de Mike), tú puedes cambiar algunas conexiones en tu cerebro para modificar tus propios hábitos. Los humanos solo necesitamos un enfoque más sutil que unas cuantos dulces y palabras de recompensa para cambiar nuestros hábitos.
Así es como Mike (y tú) pueden entender mejor cómo se forman los hábitos y cómo sustituir los malos por buenos.
6 pasos para cambiar hábitos
- Identifica los factores desencadenantes.
Los hábitos dependen de algo que los activa, y esos factores desencadenantes pueden ser cualquier cosa. Por ejemplo, puede que se te antoje comer chocolate por el estrés o que tu respuesta automática al sonido de la alarma sea presionar el botón para dormir cinco minutos más. Identificar estos factores desencadenantes es una gran ayuda para comprender qué es lo que activa tus hábitos. - Interrumpe esos procesos automáticos.
Una vez que sepas cuáles son tus factores desencadenantes, puedes poner un alto a los hábitos que deseas eliminar. Si la alarma hace que presiones automáticamente el botón para dormir cinco minutos más, pon el despertador al otro lado de la habitación. Es muy probable que se altere tu hábito de presionar el botón si para hacerlo tienes que caminar.
- Reemplaza el hábito por otro.
Los estudios demuestran que sustituir un mal comportamiento por uno bueno es más eficaz que solo detener el mal comportamiento. El nuevo comportamiento “interfiere” en el antiguo hábito y le impide al cerebro entrar en el modo de piloto automático. Si te propones optar por una fruta cada vez que se te antoje comer galletas dulces, estarás sustituyendo el hábito negativo por un comportamiento positivo. - No compliques las cosas.
Por lo general, los hábitos son difíciles de cambiar porque se trata de comportamientos que se han vuelto sencillos y automáticos. Lo contrario también es cierto: los nuevos comportamientos pueden ser difíciles porque los ganglios basales de tu cerebro, la parte del “piloto automático”, aún no se ha hecho cargo de estos comportamientos. Es conveniente simplificar los nuevos comportamientos para que sea más sencillo integrarlos en las rutinas automáticas. - Piensa a largo plazo.
A menudo, los hábitos se forman porque satisfacen los impulsos a corto plazo, por lo que mordernos las uñas puede calmar inmediatamente los nervios. Sin embargo, los deseos a corto plazo suelen tener consecuencias a largo plazo, como dedos feos, con uñas astilladas y mordidas. Cuando intentes cambiar hábitos, ten siempre en mente los beneficios a largo plazo para recordarte por qué haces el esfuerzo. - Persevera.
Los estudios han demostrado que lo que se ha hecho antes es una señal clara de lo que se va a hacer a continuación. Esto significa que los hábitos consolidados son difíciles de romper. Pero si te mantienes firme, tus nuevos comportamientos también se convertirán en hábitos. La persistencia funciona: al principio, puede ser duro levantarse a las 5 de la mañana para salir a trotar, pero pronto se convertirá en algo natural.
Volvamos con Mike. Lo intentó de nuevo con todos estos consejos en mente. Esta vez, abandonó las papas fritas y las sustituyó por verduras; cuando su cerebro tenía antojo de algo salado, como papas fritas, buscaba zanahorias en su lugar. Se prometió a sí mismo que, cuando tuviera la tentación de pasar demasiado tiempo con el teléfono celular, aplacaría esa necesidad con un libro.
Por último, Mike dejó la bolsa de gimnasio en su automóvil para no volver a olvidarla, lo cual fue su primer paso en la formación de un nuevo hábito de usar la cinta de correr 15 minutos durante la hora del almuerzo. Y no te preocupes por Rex: resultó que sus problemas para ir al baño no eran un mal hábito, sino una protesta para captar la atención de un propietario negligente que jugaba demasiado con su teléfono. Este problema se resolvió por sí solo.
Por lo tanto, los hábitos se pueden cambiar y, con un poco de tiempo y un poco de esfuerzo, los comportamientos saludables pueden convertirse en algo que hacemos sin pensar. Pon manos a la obra para lograr una salud duradera.